viernes, 23 de enero de 2009

Nihilismo onírico de un alma soñadora: Sueños despiertos. Sueños profanados.


Satisfacción. Deseo. Placer. Pasión. Cuerpo. Alma. Una cadena de sentimientos que se entremezclan en mi cuerpo como pócima envenenada, que me conducen a la fatalidad.

Estremecimientos. Lujuria. Sueña en mi alma. Brota de mis deseos profundos. Anula mis sentidos.

Trémulas. Insinuaciones. Roces. Manos. Se presentan ante mí, como sino inevitable e incontrolado.

Ardor. Profanación. Juego. Tus besos humedecen mis labios, profanando lo sagrado. Tus manos se adentran en mi cuerpo.

Caricias. Fuego. Mi alma por completo se estremece y asusta ante sensaciones olvidadas.

Éxtasis. Ansias. Perdición.

Tus besos malditos pasean analizando mi cuello. Tus manos se acercan a mis pechos. Tu cabello se entremezcla con el mío. Dos almas. Un solo corazón.

Un sueño que despertó en el día pero sigue soñando en la oscuridad. Recreando a cada segundo, de principio a fin, el contacto de dos cuerpos asustados. Prohibidos: profanados entre luces y sombras.

Un TANGO

RAREZAS EMOCIONALES



¿Destino, azahar o casualidad? Resulta curioso, los movimientos del propio destino. En ocasiones, cuando menos lo esperas, el destino parece querer abrirte los ojos y concienciarte de la realidad, o quizás hacerte reflexionar sobre temas que no deseas, aunque interiormente piensas.

Interpretando el papel de obra dramática, pasas los días, construyendo una asombrosa y gran máscara de lo que no eres, de lo que te hacen querer ser, pero que jamás has sentido ni has pretendido.

Todo es eso: una simple función, que sin darte cuenta decides representar sin saber…que el papel falso que has de interpretar ha terminado por convertirse en tu EGO, en el protagonista antagónico de tú propia persona.

Así, terminas queriendo ser lo que eres realmente, y no ser lo que estás siendo. Las personas tenemos una extraña y lúgubre tendencia a pre-ajuiciarnos, a negarnos las ilusiones y la posibilidad de alcanzar una abstracta felicidad – y digo abstracta porque así lo es o así lo siento – optando por permanecer en una insatisfacción - a todos los niveles - por temor - ¿a qué?-.

Un temor general, que ni tan siquiera sabemos de dónde procede ni a qué es debido. Curioso el ser humano.