sábado, 12 de abril de 2008

AZUL OSCURO CASI NEGRO TEMPESTAD


Existen momentos en que el tiempo se detiene por minutos. Pausa. Te quedas observando la realidad -o ficción- que observan tus ojos. Piensas - luego existes-. Empiezas a observar detalladamente todas las perspectivas de tu óptica visual. El corazón late deprisa. Te das cuenta de que no eres nada en esa obra teatral de esa realidad, de esa óptica visual. Sientes una punzada. Dolor. Empiezas a reflexionar sobre el papel que representas, que tú misma decidiste aceptar. Analizas. No comprendes nada. Todo son porques. Un reloj de arena invisible comienza a marcar el fin de la pausa. Sigues reflexionando. Piensas. Sientes. Sufres. Ocultas el dolor dentro de una vulnerable coraza. Nada tiene sentido; pero sigues con tu papel. Son los últimos segundos de una pausa inexistente en el timepo. El tiempo. Todo se acelera. Finalmente volverás a incorporarte en el guíon. Seguirás el argumento de la historia. Tú historia. Darás una última mirada silenciosa. Callas. Observas. Piensas. Reflexionas. Te incorporas. Sólo una palabara perdura dentro de tú ser. Una palabra acomulada. Reiteración. ¿Por qué?

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